VIAJES EN GLOBO

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Correspondencia vía globo

A lo largo de la historia se ha intentado utilizar los globos de muy diversas maneras, incluso como vehículo para transportar el correo. No olvidemos que los globos no se pueden dirigir, van en la misma dirección y a la misma velocidad que el viento, ¿entonces cómo podían servir para transportar el correo?

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El primer intento se produjo en unas circunstancias muy especiales. Hacía menos de 100 años que los hermanos Montgolfier hicieron sus primeras demostraciones públicas pero los globos ya se utilizaban con fines militares, como observatorio de los movimientos del enemigo en la guerra franco-prusiana entre 1870 y 1871. Cuando el ejército prusiano sitió París el 20 de septiembre de 1870 cortó las líneas telegráficas y ocupó los accesos de la ciudad. Todas las comunicaciones con el exterior habían quedado cortadas. Sólo siete días después la oficina de Correos del Gobierno de Defensa Nacional autoriza, mediante dos decretos del 27 de septiembre, el envío de correo por aeronave.

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No obstante este correo, conocido en filatelia como Ballon monté, requería de ciertos cambios para resultar efectivo. Así se reduce el tamaño del sobre y el grosor del papel empleado, que no debía superar los 3 ó 4 gramos. Se utilizaron los sellos vigentes y un matasellos especial que identificaba a estas cartas como transportadas en globos. El objetivo era que cada globo transportase la mayor cantidad posible de correspondencia sin exceder una carga máxima de unos 200 kg. en cartas.

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Los globos despegaban desde 8 emplazamientos diferentes en París. El primero de estos globos-correo parte de la Plaza de San Pedro y a lo largo del sitio de 136 días le seguirían otros 66 globos, en su mayoría tripulados por soldados y marinos—17 de los cuales por voluntarios civiles— que debían cruzar las líneas enemigas y esquivar sus disparos. Para conseguirlo algunos salían durante la noche y se elevaban a más de 1.000 metros. Pese a ello no todos los globos consiguieron llegar a su destino, algunos fueron derribados y capturados por los prusianos.
Otros intentos: El Júpiter y el Buffalo

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En agosto de 1859 despega desde Lafayette (Indiana) y con destino a nueva York el globo aerostático Júpiter, pilotado por John Wise, con 146 cartas a bordo. Sólo pudo cubir una distancia de 50 kilómetros antes de tener que aterrizar por problemas técnicos en Crawfordsville, desde donde la valija de correspondencia siguió su camino en ferrocarril.

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A pesar de las especiales características de los globos y de los problemas previos en su utilización como transporte de correos el 18 de junio de 1877 se retoma la idea y se realiza una prueba para determinar la posibilidad de crear un servicio privado de correo aéreo mediante globos aerostáticos. Así despega de Nashville (Tennesse) el Buffalo, que tan sólo pudo recorrer 42 kilómetros, aterrizando en Gallatin, desde donde las cartas siguieron su camino por el conducto ordinario. Tras el resultado los promotores de la iniciativa abandonar la idea, que no obstante dejó tras de sí el sello de 5 centavos diseñado para la ocasión y que, según su estado, esta valorado actualmente en más de 10.000 dólares.
Puede que volar en globo no tenga hoy en día una aplicación práctica y que no pueda utilizarse con fines militares, pero todos esos intentos que se llevaron a cabo permitieron el desarrollo de la aerostación para que 231 años después de que el primer globo se elevase en el cielo, los seres humanos puedan disfrutar de un sueño que se mantiene a pesar de todos nuestros avances tecnológicos y de todos nuestros logros: volar.

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