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Pilotar un globo aerostático

Pilotar un globo aerostático puede parecer complicado si partimos de la base de que no tiene volante ni timón. Pero como decimos siempre, una cosa es no poder dirigirlo y otra muy diferente es controlar el aerostato. Los globos siempre vuelan en la misma dirección y a la misma velocidad que el viento en ese momento. Este viento puede variar en intensidad y dirección a diferentes alturas. De esos cambios se valen los pilotos para conseguir hacer cambios de dirección y diferentes maniobras durante el vuelo.

En realidad el globo flota en el aire y es el viento el que lo traslada de un lugar a otro. El piloto puede subir o bajar haciendo uso de los quemadores de propano o de la válvula de paracaídas respectivamente. Con ambos puede hacer un vuelo en ascenso, descenso o nivelado, puede frenar cuando baja y aterrizar suavemente, llegado el momento. La reacción del globo no es instantánea, es decir, accionar el quemador no obtiene un resultado inmediato. Por lo tanto el piloto debe anticiparse a las necesidades del vuelo para gestionar las maniobras con cierta antelación. Aunque puede parecer complicado es algo sencillo y con experiencia el control del aerostato llega a ser muy preciso.

Pilotar un globo aerostático con precisión

El mejor ejemplo para ver esa precisión al pilotar un globo aerostático es el vídeo y los enlaces que adjuntamos a continuación. En el primer vídeo veremos una maniobra muy divertida y llena de magia. En un vuelo que realizamos recientemente en Madrid, tuvimos la oportunidad de sobre volar el embalse de Santillana, frente a la localidad de Manzanares el Real. Los últimos coletazos del temporal «Filomena» aun se dejaban sentir, y la superficie del embalse seguía congelada. Hacía varios días que las temperaturas estaban subiendo y la capa de hielo ya era frágil. La superficie estaba rompiéndose y se escuchaban sin cesar los crujidos y ecos del hielo al agrietarse.

Como ya habíamos hecho en otras ocasiones y lugares decidimos bajar hasta rozar el hielo, y dejar que el viento nos empujase sobre el mismo, haciendo patinar al globo. La maniobra de aproximación hubo de ser muy delicada para evitar romper la capa de hielo. En el vídeo vemos como el piloto consigue posarse sin quebrar la capa de agua congelada y «patinar» gracias al viento.

Otros ejemplos de control de un globo

Otros ejemplos similares son los que exponemos a continuación. En este caso tras un vuelo en Toledo el viento nos llevó hacia el sur de la ciudad, sobre extensos campos de cereal. Durante el vuelo en superficie el viento nos permitía girar en la dirección que más nos interesaba para buscar un aterrizaje en una zona abierta y de fácil acceso para el vehículo de seguimiento. Así, el piloto decidió volar muy bajo, rozando el trigo, para aprovechar ese viento de superficie y corregir su dirección. No tenemos timón pero podemos servirnos del viento reinante en nuestro favor. Como broma y en referencia a una conocida película de acción bautizamos este tipo de vuelo con el nombre de su protagonista. Ver «vuelo Gladiator» con un globo.

Otro ejemplo de ese control preciso del globo lo podemos ver en este post que llamamos el «Vuelo en globo de los 4 elementos». En el veréis el porqué de este nombre y cómo, aprovechando unas condiciones muy concretas y favorables, el globo puede bajar hasta rozar con la barquilla la superficie del río Tajo, durante un vuelo en Aranjuez.

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