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Salvar el planeta

Cristian Biosca

Salvar el planeta: Cristian Biosca, piloto y gerente de Siempre en las nubes

Salvar el planeta es el objetivo que nos hemos impuesto en Siempre en las nubes. Es una forma de explicar nuestro compromiso con el turismo sostenible. Sabemos que somos muy pequeños, pero al menos lo intentaremos, pondremos nuestro granito de arena. Es una tarea titánica y no podremos hacerlo solos. ¿Nos ayudas?

Se fabrican más de 300 millones de toneladas de plástico cada año. Estás cifras suponen que a cada ser humano de la tierra le corresponden casi 50 kilos de plástico por año. Este material, derivado del petróleo, no es biodegradable. Se va acumulando y permanecerá en el planeta por mucho tiempo.

En los océanos el plástico se va acumulando. Las corrientes van agrupando todos los desechos formando gigantescas islas de basura. En la actualidad ya hay cinco islas flotantes de plástico en el Atlántico, el Pacífico y el Índico. Hay estimaciones que hablan de que en 2050 ¡habrá más plásticos en los océanos que peces! Los restos son un vergonzoso recordatorio de lo mal que lo estamos haciendo. Pero también una continua marea de basura que contamina el agua e intoxica a la fauna, incluidos los seres humanos.

Salvar el planeta

Más de 100.000 aves marinas y tortugas mueren cada año por ingestión de plástico o por quedar atrapadas en estos restos.

Una bolsa de plástico, de las que usamos varias a diario, tarda unos 150 años en desaparecer. El tiempo que precisan para desaparecer las botellas de plástico puede llegar al millar de años. Es evidente que tenemos que cambiar de hábitos, que tenemos que usar menos plástico. Pero ¿qué podemos hacer?

Nuestra apuesta para salvar el planeta

salvar el planeta

Como puede verse por el estado de la cantimplora, la estamos usando mucho evitando en lo posible el uso de botellas de plástico.

Hace 2 años en Siempre en las nubes hicimos botellas de aluminio que regalamos a nuestros pasajeros. El propósito era reducir el consumo de plástico ofreciendo una alternativa a las botellas pequeñas de las que se utilizan miles a diario. Repartimos casi 1000 cantimploras de aluminio que nosotros seguimos usando.

El año pasado, con motivo de nuestro décimo aniversario, decidimos hacer otro regalo a nuestros pasajeros. En esta ocasión, una mochila que se puede plegar y que podemos llevar en un bolsillo o en el bolso. Con ella podemos reducir el uso de bolsas de plástico. Todos nuestros pasajeros de 2019 están recibiendo está mochila, para estar oficialmente en las nubes, pero con los pies en el suelo para salvar el planeta.

salvar el planeta

En 2019 nuestros pasajeros están recibiendo esta mochila como obsequio tras su vuelo.

Siguiente paso

Pero teníamos que hacer más. El agua que ofrecemos a los pasajeros en el almuerzo campestre, tras el vuelo, ha pasado del plástico al brick. Pero hemos descubierto que los brick no se pueden reciclar por la cantidad de componentes diferentes que llevan. Así que seguimos buscando alternativas. Lo importante es que estamos evolucionando en busca de la mejor solución hacia la sostenibilidad. ¡Ya tenemos la solución!

Por descontado en nuestro hangar hacemos una separación selectiva de residuos. Pero queremos hacer más y para eso pedimos vuestra ayuda. Enviadnos ideas y soluciones, estamos abiertos a todo tipo de sugerencias. Entre todos podemos salvar el planeta.

¿Vale de algo nuestro esfuerzo?

Paseando hace tiempo con mi hija de cuatro años por una playa en el Algarve encontramos miles de estrellas de mar varadas en la orilla. Un temporal reciente las había arrastrado fuera del agua. Tras la sorpresa inicial mi hija se puso muy triste. Esas estrellas de mar iban a morir. Así que pasamos toda la tarde devolviendo a las estrellas al océano. Un hombre que paseaba por allí nos dijo cuando nos vio que aquello no valía para nada, que había miles de ellas, que no podríamos salvarlas a todas. Mi hija respondió con la frase que estábamos repitiendo, convirtiendo aquello en casi un juego: “Otra estrella salvada”— y la arrojó a las olas. Y continuó con sus pasitos pequeños, y sus manos pequeñas haciendo un gesto pequeño de cada vez. Y con cada estrella que devolvía al mar repetía la misma frase “Otra estrella salvada”. Puede que lo que hicimos aquella tarde no fuese importante, salvo para cada una de aquellas estrellas que salvó la vida.

Es posible que todo nuestro esfuerzo no sea muy importante en el cómputo global de lo que necesita el planeta. Pero solo podemos hacer pequeños gestos, con nuestras pequeñas manos, y pasito a pasito haremos que cuente.

¿Listo para volar?

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