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XVI Open de Valladolid de Aerostación

El XVI Open de Valladolid de Aerostación, Trofeo Diego Criado del Rey, se celebra un año más. Como en cada edición a la competición se suma la posibilidad de reencontrarse con viejos amigos, pilotos de otras zonas de España. También del resto del mundo. En ocasiones solo puedes verles en eventos similares. En Valladolid, como en cualquier otro festival o competición, los equipos están formados por un piloto y al menos una persona de tripulación o equipo de tierra. Pero también con mucha frecuencia, este equipo lo forma la familia. Así, año a año, te vas encontrando con las nuevas generaciones y los ves crecer.

La cariñosa acogida de la familia Criado del Rey es una de las constantes en todas las ediciones. Esto hace de este un festival familiar y entrañable. El ambiente es siempre inmejorable.  Así que cuando llegó la fecha del festival y nos encontramos una previsión meteorológica de fuerte viento, todos acudimos a la cita anual con ilusión.

Los vuelos

La primera tarde el viento era claramente excesivo y no pudimos ni intentar volar. Habría sido imposible siquiera hinchar el globo. Pero la gran familia de la aerostación estaba reunida, así que todo eran risas, conversaciones, abrazos. Nos pudimos poner al día con los amigos, contar y recordar anécdotas e incluso tomarnos algo tranquilamente antes del night glow.

¿Qué es el night glow? Pues es un espectáculo de luz y sonido en el que los globos utilizan sus quemadores para iluminar la noche al compás de la música. El viento intentó una vez más aguarnos la fiesta, pero esta vez no se lo íbamos a permitir. Aunque los globos no pudieron levantarse, la fiesta, con la participación de cientos de curiosos, siguió adelante con las barquillas y los quemadores. Y luego a dormir para los vuelos del sábado.

XVI Open de Valladolid de Aerostación

Night Glow, durante el XVI Open de Valladolid de Aerostación

El viento sigue y los vuelos… también

La previsión para el resto del fin de semana seguía pronosticando más viento del deseable. Pero todos los pilotos acuden al campo de despegue designado. Allí, aprovechando un momento de menos viento que no de calma, hinchamos los globos y salimos a volar. A pintar de colores el cielo de Valladolid, que cruzamos como flechas. Y a completar las tareas que Paco Bercial, el director de competición, nos había puesto para ese día.

Llega el momento de aterrizar y nos alegramos de haber cancelado los vuelos de pasajeros para ese día. Se presenta un aterrizaje duro y largo a mucha velocidad. Los pilotos, con globos pequeños, pueden afrontarlo, pero un globo de pasajeros es otra cosa. Mejor haber aplazado esos vuelos para un día más tranquilo.

El vuelo de tarde otro tanto de lo mismo, hinchadas complicadas, vuelos rápidos y aterrizajes con velocidad, técnicos y sin duda, emocionantes.

El último vuelo del domingo, el día con mejor previsión meteorológica, es muy parecido al del sábado por la mañana. Valladolid es una ciudad que se disfruta también desde las alturas. Las pruebas del día nos acercan al río y a Simancas. En los alrededores de esta ciudad volvemos aterrizar con mucho viento. Salvo algunas contusiones leves los pilotos y tripulantes acaban la competición como empezaron, sonrientes y en un agradable ambiente familiar.

XVI Open de Valladolid de Aerostación

Despegue y aterrizajes con viento durante el XVI Open de Valladolid de Aerostación

XVI Open de Valladolid de Aerostación

Cuando asistimos al XVI Open de Valladolid de Aerostación, también vamos a competir. El esfuerzo para hinchar los globos y salir a volar con estas condiciones, junto con el de completar las tareas de la competición llevan a Cristian Biosca, piloto de Siempre en las nubes, a quedar en primera posición. Un puesto por el que ha peleado año tras año desde hace once ediciones. Cleto Criado del Rey, en su primer Open de Valladolid como piloto, queda en segundo lugar en el Trofeo que lleva el nombre de su padre. Anulfo González, ganador de muchas ediciones, se mantiene en el podio también este año, con un  tercer puesto.

Pero aún quedaba otra sorpresa. El Trofeo Diego Criado del Rey, premio que es siempre muy emocionante, y que en años anteriores había recibido la familia de Diego y figuras muy representativas de la Aerostación, recae también en Cristian Biosca. Todo un honor, formar parte de ese selecto grupo. Es en realidad, una gran familia. Pues de ella forman parte todos los que de una u otra forma, se ilusionan y emocionan con cada vuelo, con cada paisaje y cada aventura que nace a ras de tierra y transcurre entre las nubes.

Mención especial a todos los equipos de tierra. Sin ellos sería imposible disfrutar de los vuelos. Todos ellos amigos, familia, que madrugan y hacen cualquier esfuerzo para que los globos despeguen y más tarde regresen de nuevo a seguir con el festival.

¿Listo para volar?

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