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Los “baches” que se sienten a veces volando en avión son en realidad turbulencias. Generalizando se podría decir que hay tres tipos de turbulencias: La que se produce por un cambio brusco de la dirección o intensidad del viento, que se conoce como cizalladura, y que afecta a la sustentación haciendo que el avión experimente una fuerza de subida o bajada; las que se generan debido a la inestabilidad—nubes—, y son como burbujas de aire a diferentes temperaturas o densidades, son las llamadas térmicas; y la Turbulencia en Aire Claro (TAC), muy rara, suele ir asociada a las corrientes de chorro y es en parte una combinación de las dos anteriores.
Estas turbulencias no suponen más que una molestia para un avión pues las más severas se detectan fácilmente con el radar meteorológico. La sensación de “bache” es provocada por la velocidad a la que se desplaza el avión y desde un globo no se percibiría de igual forma.
Las dos primeras corresponden a una situación de inestabilidad atmosférica fácilmente predecible. Evitar este tipo de fenómenos es una de las razones por las que siempre se vuela en globo a primera hora de la mañana y únicamente con las mejores previsiones meteorológicas. El tercero de los tipos, la TAC, solo se produce a gran altura por lo que no se encontraría en un vuelo en globo normal de pasajeros.

Evitar las turbulencias es una de las razones para volar siempre tan temprano.

Ven a descubrir el mundo #volandoenglobo y ¡vuela tu aventura! con #siempreenlasnubes